Cuando voy de camino al trabajo dependiendo del recorrido que haga suelo encontrar personas que han pasado la noche entre cartones o en cualquier cajero de cualquier sucursal o entre los matojos del parque, si, esas personas a las que se les llama, sin techo, vagabundos o mendigos.
Suelo observar que son habituales en el mismo sitio, que siguen ciertos rituales y que la mayoría de las personas pasan sin mirarles siquiera, mientras que la policía con el comienzo del día se apresura sobre todo en los parques a decirle que se vayan de allí, no es de recibo que quienes nos visitan se lleven esa imagen mientras los equipos de limpieza baldean la zona.
La fuente de la plaza o del parque suele ser a veces su única ducha.
Pienso mucho en estas personas y me apetecía reflexionar al respecto, si, ya sé que muchos piensan porque es común escuchar “algunos están así porque quieren” o “algunos están así por su mala cabeza” o “algunos están así porque les gusta”, pero eso no evita que yo me fije en estas personas, porque realmente son personas, quien sabe, con la de vueltas que da la vida...
Quizás la falta de valentía por mi parte no me ha dejado aun pararme con alguno de ellos, para preguntarles como están o como se sienten, a ofrecerles un bocadillo calentito o un café, después de haber pasado toda la noche en la calle entre todo tipo de bichos y porquerías al relente, para que al menos tengan un buen inicio de día como puede tenerlo cualquier persona con dignidad… siento curiosidad por saber qué historia le ha traído hasta ahí, hasta ese momento, que hay detrás de esa persona de carne y hueso que se ha vuelto invisible para los demás.
Soy de los que piensan que para ayudar no hay que irse al desierto, ni al otro lado del planeta, soy de los que piensan que ayudar es ayudar, sin importar el lugar, seguramente hay personas cercanas a nosotros que necesitan ayuda, pero no lo vemos o no queremos verlo, puede ser nuestro amigo, nuestro familiar o vecino o simplemente el mendigo al que vemos cada mañana.
Hemos normalizado la miseria, la pobreza, hemos normalizado a la gente durmiendo en la calle entre cartones y eso nos deshumaniza.
Hay que ser empáticos y solidarios, menos altruistas (el altruismo esta sobrevalorado) y ver mas allá de nuestras necesidades para ayudar a los demás y hacer de cada día un día mejor, que eso pasa por nuestras manos y sobre todo por nuestros corazones.
Sí, en esta vida he ayudado e hice cosas de forma solidaria e incluso altruista, desde mi conciencia, intentando ser un poco mejor persona, pero al igual que hice tantas cosas a mi edad y para no quedarme con las ganas, y pensar que hubiera pasado, un día no muy lejano me pararé con uno de esos mendigos, y le preguntaré todo eso que tantas veces me he preguntado, le haré sentir visible, que es persona, que es importante y le prestaré mi ayuda, aunque eso seguramente nunca lo lleguéis a saber.
La verdadera transformación empieza en lo pequeño, en detener la prisa, en mirar a los ojos a quien el mundo ha decidido ignorar, en reconocer que todos merecemos dignidad. No se trata de cambiar el planeta de golpe, sino de atrevernos a cambiar un instante, un gesto, un encuentro. Porque cuando reconocemos a la persona que hay detrás de la etiqueta de “sin techo” o "vagabundo" o "mendigo", ya estamos derrumbando un muro de indiferencia. Y tal vez ese simple gesto, esa mirada o ese café compartido, sea para alguien la chispa que le recuerde que sigue siendo valioso, que sigue existiendo.
Al final, la vida no se mide por lo que acumulamos, sino por la huella que dejamos en los demás. Y a veces, esa huella no está en los grandes logros, sino en los pequeños gestos que devuelven humanidad donde parecía haberse perdido. Si cada uno de nosotros se atreviera a mirar, a escuchar y a tender una mano, aunque solo fuera una vez, el mundo sería un lugar más justo, más cálido y más humano.

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Comentarios
Qué gran verdad, la vida cada vez nos tiene más Desi sensibilizados. Las películas de guerra, la sangra, la penuria,en lugar de activar nuestra empatía, normaliza ese tipo de imágenes en nuestro cerebro.
Muchas gracias por la reflexión 🙏, hay que buscar conciencia y saber que todo ser tiene una historia detrás, y que no hace falta que sea la tuya para entenderla. Es más, un día podría ser la tuya.
Gracias por compartir estos pensamientos y abrir conciencias
Gracias Bea por tu cometario.