Para padres, madres, abuelos, abuelas, tíos y tías.
¿Sabes que es el Sharenting?
El sharenting es cuando los padres o tutores publican fotos, videos o información sobre sus hijos en redes sociales.
La palabra viene de share (compartir) y parenting (criar), y se usa para hablar del hábito de compartir la vida de los hijos online, a veces sin pensar en las posibles consecuencias para su privacidad o seguridad.
Llevaba tiempo queriendo reflexionar sobre esto, llevo tiempo pensando en cómo los padres de antes enseñaban las fotos de sus hijos en una cartera, y los de ahora… las suben a Instagram o Facebook, excluyo whatsapp por que solo teóricamente lo ven contactos de tu agenda y personas cercanas (aunque también pueda tener su peligro sino controlas tu agenda de contactos).
El caso es que antes las fotos se arrugaban con el tiempo y una vez vista por alguien cercano ya no las volvían a ver, ahora se quedan para siempre en el infinito.
No nos damos cuenta, pero cada vez que compartes una foto de tu hijo, también estas compartiendo un pedacito de su historia, una historia que quizás (seguramente) no eligió contar.
Y claro, lo haces con amor, con orgullo, porque te sale del corazón… pero también conviene preguntarse, ¿lo hago por el o por mí?, ¿por mostrar su alegría o por recibir un poquito de aprobación?, pero debes saber que además detrás existen riesgos reales, su imagen puede circular sin control, almacenarse en servidores desconocidos o incluso ser utilizada con otros fines y se crea una huella digital que ellos no eligieron y que puede acompañarlos toda la vida.
Cuando un padre o madre (valido para tíos y tías, abuelos y abuelas) publica imágenes de su hijo en redes, detrás no solo hay amor ni orgullo, también hay un fenómeno psicológico y social.
Desde la psicología social, el sharenting se entiende como una forma de autopresentación, mostramos a nuestros hijos como una extensión de nuestra identidad, en el fondo, comunicamos quiénes somos como padres, qué tipo de familia tenemos y cómo queremos ser vistos por los demás.
Interviene la búsqueda de validación social, si, los “me gusta” y que los comentarios funcionan como pequeñas dosis de reconocimiento (dopamina) que refuerzan el ego y el sentido de pertenencia. Nos sentimos aceptados, vistos, acompañados…
Sin embargo, esta necesidad de aprobación puede desdibujar los límites entre lo privado y lo público. Publicar la felicidad de tu hijo o su belleza o cualquier trozo de su rutina se vuelve una forma de mostrar amor, pero también de exponer intimidad.
En resumen, el sharenting no es solo una moda digital, sino un espejo de nuestra época, de una sociedad donde la identidad y la validación se construyen también a través de la mirada de los otros.
No se trata de dejar de compartir, sino de compartir con conciencia, de recordar que no todo lo que emociona debe publicarse, ni todo lo que se publica tiene por qué emocionar. Nuestros pequeños merecen respeto y un futuro sin etiquetas digitales que otros eligieron por ellos, cuando se quiera remediar, será tarde, ya me dirán.
El mayor acto de amor no es mostrar, sino guardar, porque hay recuerdos que no necesitan likes… solo presencia, caariño y respeto. Allá cada cual con su conciencia.
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